¿Alguna vez has sentido una opresión en el pecho o un nerviosismo intenso estando tranquilo en el sofá? No te estás volviendo loco/a. Esto sucede porque tu amígdala cerebral (el centro del miedo) a veces se "descalibra".
¿Por qué sucede?
Imagina un detector de humo que se activa con el vapor de la ducha. Tu cerebro está intentando protegerte, pero está confundiendo señales seguras con peligrosas. El estrés acumulado, la falta de sueño o incluso cambios hormonales pueden dejar este "detector" demasiado sensible.
¿Qué hacer en ese momento?
1. Nombra lo que sientes: Di en voz alta "Esto es solo ansiedad, es una falsa alarma".
2. Muévete: La ansiedad es energía acumulada para "huir". Si te quedas quieto, aumenta. Camina, estírate o sacude las manos.
3. Usa el frío: Mójate la cara con agua helada. Esto activa el reflejo de inmersión y baja las pulsaciones instantáneamente.